Representaban a toda una época, toda una vida, los lujos, los trajes de
infinitos encajes, todo el esplendor de una era victoriana a través de
una muñeca.Tener una muñeca de porcelana era un lujo a manos de muy
pocos, la mayoría de las veces, eran los padres quienes regalaban las
muñecas a las madres, que las guardaban celosamente en lujosas vitrinas y
las niñas, ensimismadas, debían conformarse tan sólo con mirarlas a
través de los cristales.
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